viernes, 9 de febrero de 2018

Los Tulipanes derrumbaron la Bolsa de Valores


"Cuida de no decir nunca
este secreto a nadie:
Los Tulipanes marchitos
no florecerán jamás"












Los tulipanes, originarios de Turquía, fueron introducidos en los Países Bajos en 1559. En el Imperio Otomano tenia connotaciones sagradas, y era tal su distinción, que adornaban los trajes de los sultanes. La palabra tulipán, procede del francés Turban, deformación de tülbent que en turco significa turbante.



En 1593, Carolus Clusius asume como profesor de botánica en Lieden, a donde llevó una colección de bulbos de tulipanes, que crearon gran interés y entusiasmo en los Países Bajos, transformándose en pocos años en una verdadera fiebre el cultivo de tulipanes.





La especulación se inicia en 1634, cuando inversores holandeses comenzaron a arrebatarse los bulbos de tulipanes raros y a comercializarlos a precios extravagantes y que alcanzaban niveles inimaginables. Existen registros de transacciones verdaderamente irracionales: lujosas mansiones a cambio de un solo bulbo, o flores vendidas a cambio del salario de quince años de un artesano calificado.


En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100.000 florines. A efecto de comparación, una tonelada de mantequilla costaba 100 florines, ocho cerdos 240 florines. El record de venta fue para un bulbo de la variedad exótica Semper Augustus vendido en Haarlem por 6.000 florines.

En 1636 una epidemia de peste bubónica diezma a la población neerlandesa. La falta de mano de obra provoca un aumento de precios generando un mercado alcista.

Como consecuencia de la especulación se creó un mercado de futuro, a partir de bulbos no recolectados. Este hecho fue conocido como Windhandel (Negocio de Aire). A pesar que un edicto estatal de 1610 había prohibido el negocio de esta clase entre particulares, se continuaban realizando y cada vez con más frecuencia, transacciones a futuro en las tabernas de las ciudades entre los habitantes. Los compradores se endeudaban hasta el punto de hipotecar sus bienes para adquirir las flores, llegó un momento en que no se intercambiaban bulbos, sino que se efectuaba una verdadera especulación financiera mediante notas de créditos. Se imprimieron costosos catálogos de ventas, y los tulipanes ingresaron a la bolsa de valores. El fenómeno involucró a todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta los artesanos. La moda mantuvo en alza la demanda y los precios crecieron de manera irracional.

Tres años después de inicio de la especulación los bulbos caen en picada arrastrando al resto de la economía. El 5 de febrero de 1637, un lote de 99 tulipanes de gran rareza es vendido a 90.000 florines, siendo la última gran transacción. En ese momento la burbuja estalló.

Los precios de todos los bienes que cotizaban en la bolsa se desplomaron y no había manera de recuperar la inversión, todo el mundo vendía y nadie compraba.


Como sucede en todo mercado especulativo, solo unos pocos salieron beneficiados y el resto, incluido el país, cayeron en una profunda depresión económica. Muchos, por apostar a los tulipanes perdieron sus casas y sus posesiones.






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